El proceso cromático de la aceituna nos va indicando el punto de maduración. Del verde pasa al morado, inicio de la maduración, y en este estado produce un aceite de oliva virgen extra, de variedad predominantemente hojiblanca, de profunda personalidad, con tonos frutados medios, recuerdo de su reciente estado de joven aceituna verde, pero que se enriquece con sutiles matices picantes y amargos, que lo dotan de un perfecto equilibrio de aroma y sabor. Toda la grandeza y la excelencia del aceite de oliva virgen extra tradicional; el de toda la vida.
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